domingo, 16 de mayo de 2010

Tricota

Amadeo llegó a la media hora. Entró por la puerta apurado y sus ojos me buscaban desesperados, casi atropellándose sin ver de la ansiedad. Me di cuenta que estaba preocupado y que yo le importaba.
Todo eso en un segundo. Hasta que vi que detrás de él entraba Mili con su mejor cara de mojigata.
La presión arterial casi se me baja a -4. Mili se adelantó y me saludó con un beso en la mejilla mientras me acariciaba el cabello con ademán de compasión.
Amadeo se detuvo y me preguntó desde lejos, siempre guardando las apariencias el muy hipócrita:
-¿Cómo estás, hija?
-Más o menos, padre...quisiera confesarme.
Siguió un silencio infinito. Todos me miraban como estupidizados. Hasta que por fin reaccionó el cura y dijo:
-¿Podrían dejarnos solos así puedo suministrarle a Eva el sacramento de la Reconciliación?
De a uno fueron saliendo, lentamente. Yo mantenía mis párpados a media persiana para no demostrar mi mejoría. Por fin, cuando se fueron todos, Amadeo se sentó en una silla al lado de la cama y se puso la estola púrpura para la Confesión.
-Confiéseme, padre, que he pecado...-dije, siguiéndolo con solemnidad en su farsa-.
-Dime, hija...
-¿Vos me estás jodiendo? -le dije con voz demasiado briosa para una enferma terminal-.
-¿Qué pasa? No te entiendo...¿Vos...vos...no estás tan mal, no?
-No. Ya estoy mejor. Tampoco creo que tenga meningitis. El médico que vino es un idiota.
-Pero, te vas a hacer los análisis igual, me imagino.
-Sí. Me los voy a hacer pero vas a ver que meningitis no es. Igual, eso no importa ahora. ¿Me querés decir para qué trajiste a esa turra a mi casa?
-¿De quién hablás? ¿De Mili? ¿Acaso no son grandes amigas ustedes? -Dijo con una sonrisa maliciosa mientras le asomaba un colmillo igual de malicioso chorreante de baba.
-Ahorrate el sarcasmo y decime para qué la trajiste.
-Yo las vi cuando se besaron. Las espié por la cerradura. Hoy la cité en la parroquia para preguntarle y justo llamaron para avisar que vos estabas mal y salimos corriendo para acá...
-¡Ah...picarón! ¿Te gustó lo que viste?
-La verdad, me desconcertó. Yo creí que me querías. Sos indescifrable para mí y eso me vuelve loco. Por eso la llamé a Mili. La imagen me daba vueltas y vueltas en la cabeza y quería saber más.
-¿Saber qué?
-Qué tan importante era Mili para vos.
-¿Y a qué conclusión llegaste con tu investigación?
-No sé... estoy muy confundido...lo único que se me ocurre decirte es que si la única manera de estar con vos es compartirte con otra mujer, yo estoy dispuesto a todo, a lo que sea. Y, creeme, soy capaz de todo, hasta de acostarme con las dos si es necesario.
-¡Ay! ¡Pero qué sacrificado que resultaste! ¿Eso también te lo enseñaron en el seminario?
-Vos también podrías ahorrarte el sarcasmo.
-Perdón, padrecito...
-Vos no entendés todavía lo que me pasa con vos.
-Explicame.
-Yo te amo, Eva.

2 comentarios:

  1. ¿Te ama? Oh, ¡qué el amor, el amor!

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  2. la verdad q muy lindo.
    Si te gusta saber sobre mas foros asi podes fijarte aca.
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