domingo, 11 de abril de 2010

Descalzas pero no carmelitas

Disculpen la tardanza. Es que... estuve incomunicada dos semanas por una lid mínima. Rutina...algo sin importancia.
Bueno, les sigo contando.
Ese día, cuando llegamos a la casa de Mili, nos esperaban los papás de Mili. ¡Si vieran la madre! Tan amorosa como estirada, la vieja. Y dos engendros varones de hijos. Los hermanos de Mili eran menores que ella y que yo. Se la pasaban hablando de la play, imagínense las ganas de clavarles el cuchillo entre los ojos que tenía.
Reconozco que soy una persona pasional pero, tratándose de un domingo al mediodía, esperaba que don Iturrazpe se despache con un asado, mínimamente. Así que me senté a la mesa ilusionada como una niña esperando el turno para subirse a la calesita.
Se ve que no era mi día de suerte.
Todos mis jugos gástricos se estaban poniendo en alerta para esperar el bocado de costilla o vacío...hummm...o una morcillita, algo, cuando la doña anunció que ya estaba listo el Chop Suey.
"¡Malditas modas!" -maldije en mi interior- "¡Vieja de mierda, me va a hacer comer arroz con pollo un domingo! ¡Será de Dios!"
Nos acomodamos a la mesa. Pensé que a pesar de todo podíamos salvar la comida con el vinito que estaba descorchando el viejo Iturrazpe mientras, sin repetir y sin soplar, no paraba de contar sus anécdotas "comiquísimas", según él mismo las catalogaba.
Quedé sentada en frente de Amadeo que no me sacaba los ojos de encima. Al lado mío se sentó Mili, con su carita adormilada, manejaba los palillos con una destreza increíble.
Yo preferí pedir cubiertos antes que pasar un papelón y, encima, no poder probar bocado.
Aprovechando la ubicación favorable, deslicé un pie descalzo por debajo de la mesa en dirección al regazo de Amadeo. Empecé a subir lentamente con mis dedos acariciando sus tobillos, sus pantorrillas...y así.
El padrecito estaba colorado y sudaba. Alegaba que el vino le estaba acalorando las mejillas. Pero, cuando estaba llegando con mi pie al muslo, me encontré con otro pie que no era el mío.
No sabía cómo disimular mi sobresalto. Tiré al piso el tenedor adrede y me agaché para juntarlo y averiguar que estaba pasando ahí abajo.
También se agachó Mili. ¡Era su pie!
Nos encontramos las dos descalzas sujetando el tenedor en el piso. Me miró fijo y me dijo "quiero hablar con vos en privado". Asentí con la cabeza.
Subimos los rostros sobre la vista de los comensales y Mili dijo muy alegremente "¿Me acompañás a mi habitación que te quiero mostrar la imagen de la Virgen que tengo?". Por supuesto, accedí gustosa.
Fuimos a la habitación de Mili. Cerró la puerta detrás mío y entonces no aguanté más y le dije:
-Mirá, nena, saquémonos las caretas. Te lo digo de una vez y para siempre, no te metas con el padrecito.
-Quedate tranquila. -me dijo con una voz melosa.
-¿¡Qué!?-grité y después con la voz contenida entre dientes- Dejá de hacerte la mosquita muerta conmigo. Vos lo estabas buscando al cura por abajo de la mesa. A mí no me vas a joder así nomás, te aviso.
-Te dije que te quedes tranquila, el padre no me interesa.-y se me acercaba-
-¿A qué estás jugando? Mirá que no sabés con quien te estás metiendo...
-Shhh...-me dijo mientras apoyaba suavemente su dedo índice sobre mi boca.
Yo no entendía nada. Hasta que...se acercó un poco más, me acarició la mejilla y me acomodó el cabello detrás de la oreja. Yo quería hablar pero no me salía nada. Entonces...entonces me agarró la cara con las dos manos y me besó en la boca con un beso suave pero apasionado.
La perplejidad me invadió y a falta de una mejor reacción le devolví el beso.

8 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaaaaaah bueeeeeenoooooo.

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  2. Alta fiestera...no te dije yo que las MIlis eran todas zorras??????


    Estuvo bueno el beso????

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  3. ¡Bravo, esto se complica!, dijo Holmes.
    Seguimos con atención.
    Besos

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  4. Eso no es bueno, no le interesa el Padre.

    Saludos.

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  5. Era lo que yo pensaba Eva!!!...Esto se pone cada vez mejor :)
    Besos.

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  6. Anda con Mili... Vaya sorpresa. Quizás un mènage-â-troi con el padrecito...

    ¿No?

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  7. Se me están acalorando las mejillas!

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  8. Menuda sorpresa y la reacción no se quedó atrás

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