martes, 16 de marzo de 2010

La traición

Al otro día me levanté sobresaltada.
Antes de irme a la facultad pasé por la parroquia para salir de dudas. No podía dejar de sentir los sollozos de Amadeo en mi oído.
Cuando llegué, encontré la puerta de la casa parroquial entreabierta. Así que la empujé sin dudarlo y empecé a buscar a Amadeo. El corazón me saltaba en el pecho. Me sentía exultante. Creía que él me iba a estar esperando y, al fin, luego de decirme lo que no había podido verbalizar por teléfono, lo consolaría entre mis brazos con esa mezcla de ternura y erotismo capaz de demoler las voluntades masculinas más férreas.
Me mandé sin pensarlo hasta el cuarto pero no lo encontré. Entonces, me fui despacito hasta la cocina cuando casi me caigo al ver lo que vi.
Amadeo estaba apoyado en contra de la mesada y abrazándolo estaba Mili. Después supe que esa misma chica era Mili, la presidenta de la Acción Católica de Jóvenes de la parroquia.
María de los Milagros Iturrazpe, era su nombre completo.
Volví sobre mis pasos sin decir ni una palabra, en silencio.
¿Qué hacía el cura abrazando a Mili?
Me sentí terriblemente traicionada. ¡A mí me llora y a ella la abraza! ¿Habría algo más entre ellos? Así como no me rechazó a mí, quizás acostumbraba hacer con las demás. ¿Era yo una más del montón?
Un torrente de pensamientos oscuros y nefastos atravesaban mi cabeza.
Casi sin respirar llegué a la morgue de la facultad. Mecánicamente busqué un bisturí y me puse a disecar un cadáver.
Solamente la piel cortada apaciguaba un poco mi ansiedad en ese momento. Miraba las entrañas del difunto y no podía borrar la imagen que había presenciado hacía unos instantes. Apuñalé varias veces el hígado muerto. La sangre coagulada era menos que un aliciente para tanta bronca e incertidumbre.
Me miré las manos manchadas con sangre y sentí la fría muerte entre los dedos.
Fue una sensación única que marcó mi deseo y mi sed para siempre.

9 comentarios:

  1. ay qué miedito! Y bueno, sacarse la rabia con los muertos es mejor que sacársela con los vivos.
    Un beso

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  2. Es increible ver como la sangre es vida pero, a la vez es muerte.

    A lo mejor no era nada lo del padrecito. ¿No?

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  3. Las Milis que conozco son todas zorras. Leí el nombre acá y no pude evitar sonreír ante la coincidencia.
    Me gusta este blog, ya me voy a poner a armar el fan's club.

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  4. Qué mejor veneno que la sangre ajena.
    Y qué mejor pecado que meterese con una María.
    Dios nos salve.

    Muy interesante.
    Abrazo.

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  5. Pero que pillín el curita....Se ve que su carne es muuuuy débil...

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  6. ¡Qué feo! Sí, qué feo lo del cura, abrazando a otra. Mal, mal.

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  7. Eva!! ojalá que pueda dejarte el comentario..nunca puedo ...me aparece "error en la página" y no me deja...bueno...esto tomó otro cauce!!! suspenso...sigo con el post que viene. besossss

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  8. Algo me dice que pronto el curita va a necesitar una curita.
    Besos

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